Una paradoja de la vida…llegar a Italia, pasear por Roma y enamorarte de sus calles,coger un pullman y después de tres largas horas llegar a Vasto más perdido que un pulpo en un garaje, que te reciban unas grandes personas que harían de guía y profesores de italiano y al escuchar a uno de estos notar algo raro en su voz, algo en su acento… y decirle a esa persona…¿tú eres manchego tío? y de repente… risas y un buen saludo, resulta que este crack es de al lado de mi pueblo.
Hoy una semana después, sé que me llevo a un gran amigo, que adoptó estas tierras e hizo de ellas su casa, nos acogió y ayudó en todo, me alegro de haberte conocido MANZAGATO, nos veremos por el pueblo.