Nos paramos unos minutos a pensar y te das cuenta como las cosas en tan sólo quince días pueden cambiar, parece que fue ayer cuando llegamos y todo era desconocido para nosotros no conocíamos prácticamente nada ni a nadie y ahora grandes amistades que nos llevamos de vuelta a Madrid.
También recordamos el primer día cuando nos fuimos con los caposalas e intentábamos entender algo de todo lo que nos empezaba a explicar sobre nuestro laboro.
Después de estos quince días la única palabra que diríamos es grache, grache por la confianza desde el primer momento, grache por la simpatía con la que nos han tratado, y grache por haber pertenecido a esta experiencia única e inolvidable para nuestras vidas.
Un nuevo mundo descubierto del que nunca nos olvidaremos. Después de estos quince días la única palabra que diríamos es grache, grache por la confianza desde el primer momento, grache por la simpatía con la que nos han tratado, y grache por haber pertenecido a esta experiencia única e inolvidable para nuestras vidas.
Un nuevo mundo descubierto del que nunca nos olvidaremos
Arantxa e Irene